Cómo llegaron a mí esos cuadernos.
Un buen amigo, propietario de una de las librerías más emblemáticas de Montevideo y que sabía de mi gusto por la fotografía, me obsequió una serie de cuadernos manuscritos y diarios personales con algunas páginas en español y otras en inglés, las que contenían dibujos, viejas fotografías, esquemas, poemas, bocetos, breves párrafos, palabras sueltas, signos que parecen ser parte de lenguajes que desconozco, fechas, algunos datos históricos y mapas de lugares que no alcanzo a reconocer, entre otros documentos y narraciones.
El nombre Roger Ferib aparece en la primera carilla de cada libro, algunos de ellos formados por un fajo de hojas amarillentas, y en otros cosidas a mano.
Quizás, al igual que yo, él mismo fue un heredero recopilador de documentos antiguos, relatos e imágenes de anónimos antecesores. A falta de mejor idea, presento aquí estos apuntes bajo el nombre “De los cuadernos de Roger Ferib”.